Dicho ejercicio me tocó hacerlo con Mario y, aún con algunas dificultades por su parte (y también mía porque me liaba un poco con el caso ablativo), pudimos terminarlo prácticamente al mismo tiempo que el resto de compañeros; aunque luego me di cuenta que teníamos que hacer todas las preguntas los dos y no una yo y otra él, pero bueno, al menos las respondimos todas correctamente. Después de acabar de hacer la actividad, la corregimos entre todos, pudiendo comprobar de nuevo, como he dicho anteriormente, que la habíamos hecho bastante bien.
La clase de hoy se me pasó algo rápido: hicimos un solo ejercicio pero era un poco largo y algunas formas del supino variaban del infinitivo, por lo que es comprensible que nos ocupase toda la clase realizarlo. Respecto a los compañeros, no estaban ni muy callados ni muy habladores, lo que permitió que la hora fluyera con tranquilidad pero sin cansina lentitud. Veamos si serán así de serenas, aunque no aburridas, las próximas clases.
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