Después de que este pequeño repaso -con algo de muevo vocabulario añadido-, Germán nos mandó hacer un diálogo con la misma estructura que la del recién revisado pero cambiando los nombres de los edificios y la dirección que habría que tomar para llegar a ellos. Me costó hacerlo un poco más de lo normal porque Mario me había pedido si podíamos compartir las fichas y, al tener que ver el diálogo en la otra cara de la hoja, teníamos que turnarnos para verla; me sentí algo impotente, pero considero que también podría haber intentado alentar a Mario para que lo hiciese más rápido y, así, haberlo terminado antes e incluso hecho aún mejor. En fin, esperemos que no vuelvan a ocurrir este tipo de cosas muy a menudo; no es muy grave, pero no quiero ni quedarme atrasada respecto al resto de la clase ni desaprovechar el tiempo que se nos es dado.
Por último, terminamos las fichas aprendiendo algunas palabras más, tales como "izquierda", "derecha", "enseguida", "el camino recto"... Hasta la conocida frase filosófica "solo sé que no sé nada" y cómo decir "el puerto de Arenas y sus largas murallas"; y traduciendo otro diálogo como el primero ejemplo y la actividad anteriormente corregida. Tras acabar este tema, Germán nos mostró en el proyector una parte de un mito: el de Dánae. No me suena haberlo oído nunca, solo alguna vez recuerdo a Germán haber nombrado acerca de la lluvia dorada en la que se convirtió Júpiter para fecundar a Dánae.
Seguramente en la próxima clase en el aula 35 seguiremos leyendo la historia, hasta entonces, con bastante seguridad estaremos o haciendo exámenes en Latín o con las fichas en Griego, esperemos que los primeros sigan saliendo así de bien y que las últimas no sean muy complicadas. Y para ello... ¡A esforzarse al máximo -sin excederse- y trabajar un poco más duro!
"Florece, brota como las rosas,
brilla, ilumina como el Sol.
Mira, contempla alrededor,
abre la puerta, camina fuera.
Ya está, has despertado,
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